jueves, 26 de mayo de 2016

Roca en el camino

Dejé mi rumbo. Y, siguiendo un rastro, emprendí un nuevo camino. Pero había una gran piedra en medio de él. Nadie me dijo que estaba ahí. Y yo no me traje herramientas para bordearla. Ni se me ocurriría quitarla, yo no debo tocarla.

Me quedé sentada y la vi temblar, resquebrajarse un poco y dejarme ver un poco más allá el resto del camino. Y es difícil pero bonito, tiene luces y sombras, charcos y frutas en las ramas de los árboles. De esos caminos llenos de curvas y baches que se pueden disfrutar en los viajes más interesantes.

Pero me dicen que la piedra es grande, tan grande que no veo hasta donde llega su sombra. Yo no se cuanto mide, ni de que tipo de roca se trata... así que ahora no sé qué hacer.

¿Alguien tiene un mapa?


Mónica.- [Camino]

martes, 24 de mayo de 2016

No voy a dejar de ser luz aunque tú cierres los ojos


Porque hoy he decidido que no voy a dejar de ser luz, aunque tú cierres los ojos. 


Si no quieres verme brillar no los abras. Si no te apartas mucho, podrá llegarte un poco de esta claridad y su calor.



Viviría siempre para ser luz, si pudiera elegir. Iluminando, apenas un poquito. Como cuando amanece o en el ocaso, tal vez.

Mónica.- [Camino]

lunes, 30 de noviembre de 2015

Perder el tiempo

El tiempo: eso que se nos escapa de las manos, que no podemos volver a traer a nosotros a menos que sea a través de nuestra memoria.

Tiempo que malgastamos, tiempo en que esperamos y desesperamos.

Tiempo que nunca tenemos para quien no nos importa. 

Tiempo que nos falta siempre para todo lo demás.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Y ¿cómo va a ser malo, si le da la vida?

Y ahí están los dos, casualmente, sin nadie más a su alrededor.

No hay nada en especial, aunque tampoco lo esperaban. Sus células apenas se han rozado. Y sin embargo hablan de una invasión, de una quimera.


Ella tiene arrojo y decisión. Pero esta vez no es su momento, ya lo ha demostrado bastante por un día. Y ahora, tan sólo, se quiere dejar hacer.


...

Ya no están allí los dos. 


Cada uno se ha ido a su lugar. Con tierra y aire de por medio.

Vuelan los mapas, los silbidos y las palabras. Entendidas o no, esperadas, ansiadas. Palabras que entran en juego junto al cosquilleo para seguir dando aliento, alimento y, ¿por qué no? pasión.


Pasan las horas, y parecía que un hilo los mantenía en conexión. 


Pero se cambió de día y de envoltura. Rodeados, los dos, de sus cosas y sus gentes, volvieron a coincidir, volverán a coincidir, pero vete a saber ¿dónde está ese hilo?, enredado.

En realidad hay mucho en juego, mucho que perder. Incluso podría desaparecer ese pequeño hormigueo creciente que la alimenta, podría desvanecerse en un segundo, y no lo quiere perder.


Deja que lo disfrute un poco más, que se imagine el hilo que no puede llegar a ver.


Que recoja el carrete y vaya de acá para allá.

Deja que se relama de gusto y se imagine cada tacto y susurro que nunca existieron.


lunes, 17 de septiembre de 2012

Obras son amores, y no buenas razones


Crecí escuchando esta sabia frase:
"Obras son amores, y no buenas razones."
Y cada día la valoro mucho más. Somos lo que hacemos y no lo que decimos.

Poco a poco me sobran cada vez más las palabras: podrían ahorrárse litros de saliva quienes quisieran venderme su verbo, ay pobres necios! que no se dan ni cuenta! Al final deberíamos dejarles hablar para ver cómo se repiten una y mil veces, para creérse ellos mismos sus vacías oratorias.
Sólo sirven los hechos, son la verdadera moneda de cambio de los sentimientos. Las acciones reflejan la escala de valores que damos a lo que nos rodea. Todo lo demás son excusas.


Mónica.-